Después de muchas
violaciones, como las ocurridas el 16 de diciembre de 2012, y posteriormente
con la muerte de una joven conocida con el pseudónimo Damani (relámpago en hindi) y multitudinarias
protestas, el gobierno Indio, bajo la presidencia de Pranab Mukherjee, ha
endurecido las condenas para los agresores sexuales (se le puede aplicar la pena
capital si su víctima muere o queda en coma y ha subido el número de años en
prisión de 7 a 20), ha aumentado la vigilancia policial, ha bajado la edad de consentimiento
sexual a los 16 años y ha puesto en marcha
un proyecto para poner el primer juzgado de género en el país.
Además de por las
violaciones, también se contempla que el acoso sexual implique una condena de
entre 3 y 7 años de cárcel, endurece los ataques de ácido que causen
desfiguraciones y establece penas de entre seis meses y dos años para los
policías que se nieguen a registrar una denuncia por agresión sexual.
«Estos cambios son positivos
en India. Sobre todo, la bajada de la edad del consentimiento sexual. Las
relaciones entre jóvenes existen, y más antes del matrimonio, y no deben ser
perseguidas si son consentidas», decía Sonali Khan, activista por los derechos
de la mujer.
«Muchas no salen de
noche porque tienen miedo a ser atacas cuando regresan a casa», dice un taxista
de Delhi. La seguridad de las mujeres y de las niñas es algo que se está
empezando a implantar poco a poco en este país, donde las cifras oficiales
dicen que en la capital india se produce una violación cada 14 horas y, aunque
el año pasado se denunciaron 635 casos, solo se logró una condena. Las cifras
con escandalosas en todo el país, se produce una violación cada 21 minutos (72
al día). «Las mujeres tienen miedo a las consecuencias de denunciar, de ser
repudiadas. No son consideradas víctimas; se las tilda de sucias» sentencia
Aneeta Prem.
Por primera vez, el
gobierno las protege a ellas. Este es un gran paso para todas las mujeres y
niñas en India para poder salir sin miedo a la calle.
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